—¿Por qué te empeñas en
caminar entre la hierba mala?— le dijo al HOMBRE
un viejo morador de la comarca. El HOMBRE
respiró profundo, con la vista fija contemplando el horizonte.
Después de unos instantes
depositó sus rodillas sobre el campo, con ambas manos removió cuidadoso la
maleza. Arrancó de tajo los hierbajos, para dejar al descubierto la belleza de
una espiga… El anciano la miraba complacido, al tiempo que aquel HOMBRE pronunciaba —Es por esto que lo hago,
porque aun entre lo malo habita el trigo.
©Roberto Soria – Iñaki
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