domingo, 25 de diciembre de 2016

La Princesa Yaseve




Escribir, acto involuntario que mi mente manda, en favor de las vivencias que mis ojos aprecian.

Y ante el ordenador me pongo, pulsando las teclas en un intento por delinear las formas, esas líneas que se convertirán en párrafos, homenaje a un ser maravilloso: La princesa Yaseve; mujer sin duda de talento insospechado, de valores tradicionales, tan escasos hoy en día, gracias a la sociedad que se pierde en lo mundano.

No resulta fácil entender sobre trastornos, sobre todo cuando a la salud afectan. Muchos mueren abandonados en la sombra, penumbra que se regodea con la debilidad mental de quienes ante el sufrimiento emiten quejas. Ella fue prisionera de tan aberrante entorno.

Sola y enferma, fue confinada por algunos a la celda fría y despiadada denominada abandono. Temerosa de mirarse en el espejo, y con una carga emocional sobre sus hombros, se levantó con ciertos tumbos para enfrentar al mundo, un mundo inmisericorde que no entiende de flaqueza.

«¡Ejemplo para muchos!», así le dije, pretendiendo que mis palabras para ella transmitieran fortaleza —Soy sobreviviente—. Me dijo con tristeza, y en mi garganta se apiñaron un sin fin de sensaciones.

Pero me puse erguido, con la frente en alto apuntando en dirección al horizonte. Y le tomé la mano, en juramento de no soltarle sin importar que el viento asome.

Mi nena, así es como le llamo, la mujer que impulsa para superar los retos, porque los retos forman parte de la vida, una vida llena de secretos. Orgulloso me siento al conocerle, de compartir su historia que aniquila. Y en paradoja será su misma biografía, la que ayude a mitigar la pena que conlleva tan singular patología.

Valentía, argumento necesario para presentar garboso, un padecimiento que resulta doloroso. Más ella no se arredra, entiende su misión y la patenta, no obstante lo cruel de la tormenta.

Testigos muchos entenderán la senda, porque sin duda alguna se vencerá la venda, la que se aferró a sus ojos, en el ensayo inútil por colocar cerrojos a la esperanza de vivir sin importar abrojos, empeñados todos, en detener la enmienda.

Mi narrativa no concluye, de hecho recién comienza, porque el compendio que describe a la princesa, terminará cuando por fin cierre mis ojos.

4 comentarios:

  1. Mil gracias Roberto por todo lo que me enseñas, me iluminas y el cariño que me ofreces. De ti he aprendido a volver a confiar en mí y en los demás. Tu apoyo en mis divagaciones emocionales son esenciales para trazar un futuro con un destino de amor.

    ResponderEliminar
  2. La vida es muy cruel y siempre se ceba en quien menos merece ese castigo, pero hay que armarse de valor, buscar cobijo en los verdaderos AMIGOS -con mayúsculas-, hay demasiada gente que usa esa palabra con el único fin de ensuciar su boca.
    No se puede llamar amigo a cualquiera que se cruza en nuestro camino, ya que una mayoría de ellos son meros oportunistas en busca de ver cumplida su necesidad, pasado el servicio solicitado, una gran mayoría de ellos desaparecen y si te he visto no me acuerdo.
    Aunque hoy no lo veas querida amiga, eres poseedora de grandes valores que debes mantener y saber a quien los debes entregar.
    Para mí es un orgullo teneros a ti y a Roberto, junto con el grupo entre mis AMIGOS. No elijo a cualquiera.

    ResponderEliminar
  3. Mil gracias Fco. Te consideró como mi segundo padre. Un beso enorme.

    ResponderEliminar
  4. Dolors, Kokoro; ambos saben del gran amor que guardo por vosotros, así como mi lealtad

    Me llena de orgullo teneros en mi mi vida, y haré lo suficiente para conservaros a través de mis actos

    Abrazo con enorme cariño

    ResponderEliminar