Dejad que mis manos se llenen de tu
cuerpo
y mis labios que se humecten de
dulzura
pues te marchas sin razón, y el
desconcierto
me aniquila en un acto de locura
No me habréis de matar con tu abandono
porque guardo tus caricias y los besos
y serán el oxigeno perfecto
para ventilar las penas y el encono
¡Vete pues que no pienso retenerte!
lista está tu valija ya en la puerta
y aunque sangra el corazón por la
desdicha
nada importa porque el alma ya está
muerta
Mirad pues en qué termina nuestro idilio
en un acto reprobable de mi suerte
pues te exculpo de tu engaño despiadado,
nada debes como pago por quererte
El amor que te tuve fue sincero, no temáis
y si habréis de clavarme la estocada
moriré como el toro en burladero
con honor, frente al torero.
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